Para Silvia Sol, eterna y mágica
Soy libélula y esfinge.
Libélula porque vuelo
sin perder la mesura de mis alas
mientras ruego por los ancianos
que sueñan con la melancolía
de los días y despiertan
al escuchar la somnolencia.
Esfinge al caer
sobre acantilados
que cuestionan a Edipo
inmolando a Isis
con la aridez de sus sentidos .
Libélula por morir
entre crisantemos
y luego renacer en una alegoría:
mi infinito.
Esfinge
al saberme mujer
que abandona un cuerpo
con la levedad del mar y el universo.
Ilustración: Wiliam Blake
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